domingo, 6 de febrero de 2011

¿Qué es "Basilea III"?

Para empezar... 
La Banca de Pagos Internacionales (BPI) aprobó el 12 de septiembre de 2010 los acuerdos con la nueva regulación para el sistema bancario.
Estos acuerdos (Basilea III), han pasado casi desapercibidos y son la respuesta del BPI a la crisis financiera y económica que comenzó en 2008.

Basilea III es  un acuerdo entre los bancos centrales y los supervisores, para reforzar la solvencia y liquidez de las entidades de crédito, es decir,  para conseguir una mayor regulación del sistema bancario y financiero en general.

¿Cuál es el objetivo de este acuerdo?
Su objetivo es evitar crisis financieras, y en el caso de que se produzcan, que sean las mismas entidades las que asuman las pérdidas,  no los bancos centrales ni los impuestos de los ciudadanos.
El acuerdo incluye mecanismos de regulación prudencial a nivel microeconómico y sistemas macroprudenciales, para evitar la amplificación procíclica de choques financieros. 



¿Cuál fue el origen de la crisis?
El diagnóstico que la Banca de Pagos Internacionales hace sobre el origen de la crisis, se limita a los sucesos en el sistema bancario, sin tomar en cuenta los problemas que se fueron creando poco a poco en la economía real y en el sector financiero no bancario.
Para el banco, la crisis se inicia en el apalancamiento en las actividades del sector bancario, así como en su escasa base de capitalización y deficientes sistemas de contabilidad. Todo eso impidió a los bancos enfrentar las pérdidas ligadas a las transacciones corrientes de los años 2006-2007.

Características básicas de "Basilea III"
Una característica fundamental de Basilea III, es la elevación del nivel de reservas duras que deben mantener los bancos en sus operaciones. En estos acuerdos se sube el nivel del  2.5 % al 4.5 % del valor de los activos, y eso se complementa con un amortiguador de 2 %. Luego, los fondos que cada banco debe mantener como reserva dura ascienden al 7 % de los activos.
Aun con el  7 %,  la actividad bancaria seguirá siendo la que tiene mayores niveles de apalancamiento.
Se prevé que estos cambios supondrán para las cajas un mayor esfuerzo que para los bancos.

Aplicación definitiva del acuerdo
La aplicación definitiva está prevista para el año 2019, después de un proceso de consultas, pruebas y evaluaciones. A pesar de que todavía quedan 8 años para el inicio oficial de este acuerdo, muchas entidades ya están comenzando a cumplir las nuevas exigencias, ya que el mercado de capitales está siendo muy estricto.
Para adaptarse a la nueva situación, las entidades de crédito van a tener que cambiar su modelo de negocio, de tal manera que retribuirán menos por los depósitos y cobrarán más por el dinero que presten, así como por los servicios bancarios tradicionales, es decir que este sistema incide sobre los ciudadanos de a pie.
Por otra parte, los accionistas podrán encontrarse con ampliaciones de capital así como recortes en los dividendos, que  pueden hacer caer sus cotizaciones. Ante esta situación el inversor no deberá sorprenderse de que las entidades financieras españolas intenten captar sus ahorros para su capital propio, en lugar de hacerles las recomendaciones más atractivas para obtener buenas rentabilidades a sus patrimonios, en los mercados de capitales internacionales.
Las ganadoras aquí serán las gestoras internacionales que comercializan sus productos en España, dado que sólo ellas intentarán buscar los activos más rentables para los inversores en los distintos mercados internacionales. Recientes datos reflejan que van ganando cuota de mercado en fondos de inversión a las gestores nacionales, tendencia que seguirá creciendo con el tiempo.

A continuación, tenemos un vídeo explicativo donde el profesor del IESE Jorge Soley analiza las novedades del acuerdo Basilea III y los efectos que estas normas tendrán sobre los sectores bancario y empresarial.

                      


Fuentes:

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